jueves, 26 de octubre de 2017

La observación de fallas en el subsuelo.

El Himalaya, nos evocan paisajes de impresionantes relieves, las más altas cumbres y cimas del planeta. Son relieves construidos a base de terremotos. Terremotos que se originan por desplazamientos bruscos a lo largo de fallas en el subsuelo. Ese crujir en el subsuelo emite ondas sísmicas que hacen temblar el suelo a nuestros pies y las construcciones. Infraestructuras y edificios que no están preparadas se ven afectadas y muchos casos destruidas. Las ondas sísmicas llegan a la superficie del terreno (epicentro) desde el punto del subsuelo normalmente situado a kilómetros de profundidad donde se generan (hipocentro).
Los terremotos que están afectando esa zona y esos impresionantes paisajes tienen un origen común: la tectónica de placas. Desde el conocimiento de las ciencias de la Tierra y en especial de la geología y tectónica, se entienden los terremotos como algo natural en zonas del planeta donde convergen las placas, donde una placa llega a colisionar y acaba por hundirse por debajo de otra.
Resultado de imagen de La observación de fallas en el subsuelo.El desplazamiento de la convergencia de las placas en esta zona es de unos 45mm por año. A pesar de este contexto geológico en esta zona se habían registrado grandes terremotos en las últimas décadas aunque se recuerdan los de 1988 (magnitud 6.9) y 1934 (8.0).
Ese hundimiento avanza cada día en el Himalaya en otras muchas zonas de subducción activas como son la región andina o las situadas al este de la costa japonesa. Vivimos sobre placas en movimiento sometidas a empujes que llamamos esfuerzos tectónicos.
El conocimiento sobre los terremotos se ha desarrollado a partir de los estudios y monitorización de las ondas sísmicas y la investigación en sismología, complementada por los estudios geológicos de las grandes cordilleras. Las redes de observación sismológica se extienden por todo el planeta y los grandes terremotos se registran también en los sismógrafos situados a grandes distancias (como telesismos). El estudio de las ondas sísmicas permite resolver a qué profundidad se ha generado el terremoto e incluso el tipo de movimiento de la falla que ha dado lugar al mismo. Por ejemplo, sabemos que el movimiento de que ha generado el terremoto de Nepal ha sido en una falla inversa. El estudio sismológico desvela también que el movimiento de la falla se ha producido a unos 15 km de profundidad. Según el Servicio Geológico de Estados Unidos, USGS.
En los últimos años y en el marco de proyectos internacionales emblemáticos para el conocimiento en Ciencias de la Tierra como son el International Ocean Discovery Program (IODP) y el International Scientific Continental Drilling Program (ICDP) el conocimiento de las fallas activas y las zonas del subsuelo donde se generan terremotos ha experimentado grandes avances. A los resultados de estudios sismológicos se añade el estudio 'in situ', en el propio subsuelo las condiciones en las que se producen los grandes terremotos y la actividad de las fallas.
Mediante perforaciones se ha accedido al estudio directo a kilómetros de profundidad de las zonas sismogénicas de la falla de San Andrés en California, la falla que dio lugar al terremoto de Tohoku en Japón (se perforó su ruptura en el fondo del mar a más de 7000 metros de profundidad), la zona sismogénica de la fosa de Nankai, también en Japón donde se esperan terremotos de magnitud superior a 8.
OBSERVACIONES:Esos estudios permiten observar (con sondas) y reconocer de forma directa y extrayendo muestras de roca las condiciones en las que se nuclean los terremotos. En los sondeos se instalan sensores y se convierten en observatorios del subsuelo. El objetivo: aprender la observación directa de fallas sismogénicas en el subsuelo

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